Estar sereno es dejarse fluir de acuerdo
con las circunstancias de cada momento,
conociendo y saboreando cada instante
y sabiendo que nada es permanente.
Esa serenidad viene del Alma
y es dentro de nosotros el único centro
permanente que nos nutre durante
el proceso de comprender que los buenos
y malos momentos de la vida pasan
y forman parte de nuestro
crecimiento espiritual.
SERENIDAD
Vivo serenamente en la plenitud
de cada momento presente.